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Teatro Romano de Sagunto en 1970. |
En 1985
el estado Español vio nacer la actual Ley de Patrimonio Histórico Español cuyo
objetivo era la defensa y consolidación del patrimonio. Sin embargo, en lo que
a obras de intervención dentro de este patrimonio se refiere hay un artículo
que ha suscitado algunas de las mejores restauraciones y consolidaciones, pero
también algunos de los mayores destrozos sobre el patrimonio, dependiendo de la
interpretación que se le haya dado a la ley para elaborar los proyectos. El
artículo en concreto es el art. 39 de la Ley del Patrimonio Histórico Español
que trata por encima sobre cómo han de ser las intervenciones de consolidación
y restauración. En concreto, en su apartado 2 dice:
“En el caso de
bienes inmuebles, las actuaciones a que se refiere el párrafo anterior (se
refiere a obras de intervención) irán encaminadas a su conservación,
consolidación y rehabilitación y evitarán los intentos de reconstrucción, salvo
cuando se utilicen partes originales de los mismos y pueda probarse su
autenticidad. Si se añadiesen materiales o partes indispensables para su
estabilidad o mantenimiento, las adiciones deberán ser reconocibles y evitar
las confusiones miméticas.”
De este
artículo hay bastantes ejemplos en los que se ha interpretado la ley de manera
bastante libre o demasiado literal, según se mire, dando como resultado a casos
como el del Teatro Romano de Saguntum que llenó páginas de periódicos la década
pasada.
El teatro
fue fruto de la expansión urbana de la ciudad de época julio-claudia por las
laderas sobre las que se asentaba la ciudad y fue planificado en época de Tiberio
entre el año 14 y el 37 d. C. con dos fases constructivas, una en
torno al año 50 y otra del siglo III que supuso su remodelación. Como es típico en las construcciones romanas fue levantado en opus caementicium.
El teatro se situaba al
noroeste del foro dominando las terrazas intermedias de la ciudad y se aprovecharon
las superiores para alzar el graderío, pero el resto del edificio se construyó
a una cota más baja con una cimentación radial que salva los desniveles. Todo
ello a la vez que se disponen los corredores, vomitorios y los sistemas de
evacuación de aguas.
El
conjunto se encuentra perfectamente proporcionado a partir de la longitud de su
orchestra que organiza los accesos y los diferentes graderíos de la cavea que
corresponden con los tres niveles del scaenae frons. Durante la siguiente fase
constructiva del siglo III se añadieron un anillo superior en la cavea que
facilitara la circulación y se añadieron estancias anexas a los lados de la
escena. Una de estas estancias llamadas “basílicas” se encuentra
impermeabilizada por lo que podría haber sido un depósito de agua utilizado
para inundar la orchestra y permitir espectáculos acuáticos destinados a obras
cómicas. Como restos importantes también aparecieron algunos capiteles
corintios y una inscripción en íbero que atestigua que este pervivió pese a la
romanización.
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Teatro Romano de Sagunto en algún momento del siglo XX. |
Pese a
su cuidada proporcionalidad, lo cierto es que no queda mucho de su interpretación
iconográfica pues la mayoría se ha perdido y la escena se derrumbó, pero
singular es el espacio central que se sitúa sobre la cavea donde estaría alguna
imagen importante como un dios o el emperador. En cambio, seguramente el frente
escénico contaría con un importante programa iconográfico y se componía de tres
niveles dispuestos en tres semicírculos siendo el central más importante. Como
singularidad, frente a la escena se instaló en el hyposcaenium dos muros paralelos
y compartimentados para instalar un sistema de poleas que elevaba un telón
decorado que ocultaba la escena.
El
teatro se trata de uno de los mejor conservados (antes de la restauración
quiero decir) y resulta curioso que todavía se mantuviera activo durante el
siglo III cuando otros teatros como el de Caesaraugusta empezaron a ser
desmantelados o quedaron en ruinas cuando el cristianismo acabó con estos
entretenimientos. En algún
punto de los siglos siguientes como todos los teatros antiguos terminó siendo
abandonado y durante el medievo pasó a formar parte de las defensas del
castillo de Sagunto, lo que ha facilitado su conservación, pero también
posiblemente sea la causa del derrumbamiento de la escena. Desde el siglo XVI
al XX se ha venido reproduciendo en imágenes como la obra de Anton van der
Wyngaerde en 1563 para Felipe II y distintos académicos de la Academia de San
Fernando le prestaron atención durante el XVIII y XIX. Finalmente en 1896 fue
declarado Monumento del patrimonio histórico de España, pero durante el XX cayó
en un absoluto abandono y desprotección construyéndose un museo adosado a su
escena y utilizándose para representaciones teatrales por lo que se construyó
una nueva escena de hormigón sobre lo que quedaba de la antigua.
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Dibujo de Sagunto por Anton van der Wyngaerde en 1563 donde se observa el teatro sobre la ladera. |
Hacia
1984 se decidió atender su deterioro y se planteó rehabilitarlo como teatro
activo. Entre 1988 y 1989 la Generalitat y el ayuntamiento aprobaron el
proyecto de Giorgio Grassi y Manuel Portaceli y pese a que se contó con
supervisión de académicos especializados desde el principio se advirtió de que
las obras suponían una construcción y no una restauración. A grandes rasgos se
cubrió con mármol y hormigón la casi totalidad de la antigua cavea con excepción
de los extremos donde se sitúan los vomitorios y se volvió a levantar una
interpretación del frente escénico hasta su antigua altura. La profundidad de
la reconstrucción hizo que en 1993 se iniciaran acciones legales contra las
obras y el Tribunal Superior de Justicia de Valencia declaró las obras ilegales
por incumplir el artículo 39.2 de la Ley
de Patrimonio Histórico Español, que ya hemos visto antes, por considerar que
la desproporción de la reconstrucción era tal que ocultaba casi por completo la
ruina original. El Tribunal Supremo confirmo los fallos en reiteradas ocasiones
pese a los recursos de la Generalitat y el ayuntamiento que finalmente alegaron
que ya no podían deshacer las obras por una cuestión presupuestaria y por la
imposibilidad de recuperar lo dañado por lo que en 2009 se estimó que no era
posible deshacer dicha restauración.
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El teatro actualmente. |
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El aspecto de la cavea y el frente escénico en la actualidad. |
Si he
decidido empezar por lo que dice el artículo 39.2 es porque un problema que a
menudo aparece en las restauraciones más polémicas es que como en este caso se
aplican a medias tintas, demasiado literales o con poco rigor (o sentido común)
bien por ignorancia o por interés y realmente algo subjetivas. La ley pretende
que las intervenciones sean principalmente de restauración y consolidación,
siendo las reconstrucciones (preferiblemente reversibles) casos especiales con
partes originales o en casos de que peligre la estabilidad y mantenimiento con
materiales que permitan reconocer la restauración. En el caso de hoy, se
levantó un frente escénico sobre los restos del antiguo que llevaba derrumbado
tal vez un milenio, pero seguramente lo más llamativo (y lo que más salió en
los periódicos) sea la reconstrucción casi completa que se hizo sobre las gradas
con una nueva cubierta de mármol que obviamente no procede del yacimiento del
teatro. Parece que en este caso primó, antes que la restauración, la intención de
acomodarlo al uso como recinto de espectáculos al aire libre.
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Representación de una ópera por la noche. |
Bibliografía y enlaces de interés:
Navascués
Palacio, Pedro (2004). El teatro romano de Sagunto: ayer, hoy y
mañana. En: "Del ayer para el mañana. Medidas de Protección del
Patrimonio". Fundación Patrimonio Histórico de Castilla y León, pp.
409-420.
El Supremo ordena desmantelar la reforma del teatro romano de Sagunto (2 de
enero de 2008). 20 Minutos. Recuperado de: https://www.20minutos.es/noticia/328549/0/valencia/teatro/sagunto/
Ley del
Patrimonio Histórico Español (29 de junio de 1985). Recuperado de: https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-1985-12534